Además
de esto, queriendo el sagrado Concilio reprimir la temeridad con que se aplican
y tuercen a cualquier asunto profano las palabras y sentencias de la sagrada
Escritura; es a saber, a bufonadas, fábulas, vanidades, adulaciones, murmuraciones,
supersticiones, impíos y diabólicos encantos, adivinaciones, suertes y libelos infamatorios;
ordena y manda para extirpar esta irreverencia y menosprecio, que ninguno en adelante
se atreva a valerse de modo alguno de palabras de la sagrada Escritura, para estos,
ni semejantes abusos; que todas las personas que profanen y violenten de este
modo la palabra divina, sean reprimidas por los Obispos con las penas de
derecho, y a su arbitrio.
Saludos, Fernando